La mayoría de las empresas experimentan problemas de bienestar mental, rendimiento y productividad. Los empleados necesitan atención, orientación y apoyo diarios y semanales para que su jornada laboral sea más positiva, eficiente y productiva. Los gerentes no tienen tiempo para brindar apoyo, ayuda a los miembros de su equipo y capacitación humana. Los departamentos de RRHH no cuentan con presupuestos para solucionar los problemas de rendimiento de los empleados con coaches humanos. Para los empleados esto supone un bajo nivel de bienestar, motivación, productividad y, en el peor de los casos, problemas de salud mental y un gran número de días de baja laboral.

¿Cómo afecta esto a los empleados?

El empleado moderno tiene mucho que hacer. Atender a los clientes, completar sistemas complejos, aprender las habilidades necesarias, ser eficiente, priorizar tareas, cumplir objetivos, mantenerse positivo, motivado y productivo... la lista es larga y se espera que los empleados se ocupen de ello, sin más o menos ningún apoyo o entrenamiento. Algunos empleados optan por seguir todas las rutinas y procesos, pero pierden el foco en la consecución de sus objetivos. Algunas personas crean un caos a su alrededor, pero obtienen buenos resultados. Algunas personas consiguen hacer todo lo que la empresa les pide, pero acaban sufriendo síndromes de agotamiento, problemas de salud mental y problemas de equilibrio entre el trabajo y la vida personal. 

¿Cómo afecta esto a los directores de equipo?

Los directivos suelen estar abrumados y no encuentran tiempo para comunicarse lo suficiente con los miembros de su equipo. La comprensión de lo importante que es el apoyo y el entrenamiento diarios de los empleados para crear miembros de equipo de alto rendimiento suele ser baja y constantemente se priorizan otras cosas como más importantes. Las exigencias del RGPD entre directivos y empleados han dificultado que los directivos se comuniquen de manera abierta sobre temas delicados. 

¿Cómo afecta esto a la empresa? 

En el mejor de los casos, el negocio sigue funcionando bastante bien, pero se pierden ingresos, beneficios y crecimiento potenciales. En el peor de los casos, la falta de rendimiento genera problemas de rentabilidad, dificultades financieras y recortes de costes en lugar de invertir en las personas.